Allende La Paz.
No habímos pensado –no sin razón- que la batalla más dura
del proceso de Paz estuviera en el Congreso y la Rama Judicial. Creímos que el ejecutivo Santos tendría “amarrados” a
los congresistas –la gran mayoría inmersos en la corrupción-, y que por ahí no
habría dificultades, toda vez que todos estaban ”enmermelados” como los acusan.
Por su parte, las Cortes
–creíamos- lavaría su cara corrupta por las coimas y el anrcotráfico evaluando
legalmente y de manera objetiva el significado del Acuerdo de Paz para toda
Colombia y no solo para un solo sector. No ha sido así.
Increíblemente, el
sector que pensamos iba a estar más reacio a la implementación es uno de los
más comprometidos en él, hablamos de los militares. ”A todo señor, todo honor”.
Los militares, quizás viendo en la práctica los beneficios del cese de la
guerra interna, están acompañando la implementación del Acuerdo de Paz.
Es evidente en estos
momentos que los dos sectores más corrompidos del poder estatal son los que más
dificultades le colocan al Acuerdo de Paz y se atraviesan como “vacas muertas”.
A éstas alturas del partido ya es evidente la marrullería de
los sectores que apoltronados se sientan en el Congreso. Por ejemplo, la
”operación tortuga” adelantada por el partido Cambio Radical, del ex vice
presidente, Germán ”no es el man” Vargas Lleras, conocido por tratar a sus
subalternos como esclavos en pleno siglo 21.
El miembro de CR, Lara –mancillando a su padre- se convierte
en la herramienta de la derecha para torpedear el proceso de Paz. Igualmente
desde el legislativo se hacen toda clase de trapisondas unilaterales tratando
de ”restar vitrina” a quienes de por si ya la tienen, las FARC-EP. Ni se diga
del corrupto CD de Uribhitler.
En ese enrarecido ambiente político, las FARC-EP llegan como
el ” gallo nuevo al viejo gallinero” que les ganó todas las peleas a los viejos
gallos del sistema, con la gravedad que el vetusto gallinero está lleno del
estiércol de la corrupción y tendrá que barrer a todos los comprometidos en ese
lodazal, a fin de que haya un buen ambiente y una buena vida para los pobres
gallos y gallinas que conforman la enorme masa de los habitantes de ese gallinero
llamado Colombia.
Lo dicho no es nuevo. Las
FARC-EP se han caracterizado por no arredrarse ante las dificultades. Por el contrario,
ante ellas se yergue como un gigante con fuerza hercúlea. No han cedido a las
provocaciones de los enemigos de la Paz –los militaristas empotrados en las
fuerzas militares, en el poder judicial, entre lo empresarios-, con el
agravante que esos enemigos de la paz son los mismos sectores que patrocinan y
viven a expensas de la corrupción.
En estos momentos las
FARC-EP están realizando su Congreso fundacional para transformarse en Partido
Político y entrar con todas las de la ley a batirse por las reivindicaciones de
los pobres de Colombia. Campesinos, obreros, estudiantes, mujeres, niños,
adultos, etc, tendrán en las FARC-EP su mejor defensor. En elos no habrán
flaquezas ni traiciones. Quien lo haga puede ir buscando “rancho aparte” porque
en las FARC-EP no hay espacio para ellos.
Estamos a la expectativa
sobre las resoluciones del Congreso fariano y deseamos que sus conclusiones
sean las mejores para el bien del pueblo colombiano que ansía un Nueva Colombia
en Paz con Justicia Social.
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