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Las penúltimas elecciones indicaron, y las últimas confirmaron, que la suma de votos de PP, PSOE y “Ciudadanos” ronda el 65% de los votos. Las últimas encuestas, en especial la del CIS, aparecida ayer, reconfirman esa realidad: los tres partidos que obedecen con devoción al capitalismo patrio tienen una abrumadora mayoría. Si a eso sumáramos lo de la misma derecha pero con otras patrias (PNV y PDcat) nos iríamos a casi al 70%. Lo lógico y normal en una sociedad donde la clase dominante impone sus criterios.
No hay tiempo para el pesimismo. La batalla electoral sigue alejándose de la presencia en las calles al punto de ser perpendiculares. La idea de “un pie en la calle y otro en las Instituciones” es hija del que ya tiene los dos en las instituciones, y hay que escucharlos con una sonrisa socarrona. Los que profetizaron el famoso “Sí se puede” no contaban con la fuerza aniquiladora del régimen, de su aparato represivo-mediáico-económico-legislativo, y de la imposibilidad de vencerlo en las urnas (un espacio donde ellos controlan todos los hilos como se demuestra al comprobar que la izquierda jamás ha ganado unas elecciones en Europa desde el final de la guerra).
Es cierto que una chispa puede surgir en cualquier momento y provocar un gran incendio social, también lo es que las contradicciones entre las burguesías nacionales, incluso entre las extranjeras, nos van a ir dando buenas nuevas, pero unas y otras tienen que venir acompañadas de organización. Nunca hubo cambios sin estar organizados, será por aquello de que la mejor improvisación es la que está preparada. El CIS que los siga contando a ellos, hay otro país.
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