Allende La Paz, Cambio Total.
De entre los ”pendientes” de la Mesa de La Habana hay un
punto de extrema sensibilidad que nos muestra la fragilidad que puede llegar a
tener la firma del Acuerdo General. Ello
es así pues son cosas de principios y, como sabemos, para una organización revolucionaria
como las FARC-EP las cuestiones de principios no son negociables.
Ese punto se llama Simón Trinidad. Extraditado a los Estados
Unidos por la soberbia del narco-paramilitar del hoy ex-presidente Álvaro Uribe
Vélez el 17 de diciembre de 2004. Desde
entonces permanece aislado permanentemente, no ha podido estudiar el idioma
Inglés y sus condiciones de reclusión son infrahumanas.
Las FARC-EP desde el inicio de los diálogos en La Habana han
sido enfáticas en señalar que Simón Trinidad hace parte de sus negociadores y
su imagen ronda el Centro de Convenciones. No se compadece desde ningún punto
de vista que el gobierno de los Estados Unidos propale a los cuatro vientos su ”apoyo”
a las negociaciones de paz en Colombia y, al mismo tiempo, mantenga encarcelado
y encadenado a un negociador de las FARC-EP. Demuestra así la arrogancia gringa
ante los pueblos del mundo y su total desprecio por las negociaciones que se
adelantan en La Habana.
Es tan importante la presencia de Simón Trinidad en la Mesa
de La Habana que él quien liderará el Proceso de Desarme de las guerrillas de las
FARC-EP. Nada menos ni nada más. O sea,
que de la presencia o no de Simón Trinidad dependería la concreción de ese
punto supremamente sensible ya que para los guerrilleros entregar el arma es
entregar su vida a la más completa incertidumbre.
Conocemos las
capacidades ideológico-políticas de Simón Trinidad y su capacidad como
negociador, demostradas en los diálogos con el “sordo” Andrés Pastrana en El
Caguán. Además de sus sufrimientos al permanecer aislado y encadenado, también
hemos sido testigos de los sufrimientos padecidos por Simón Trinidad al perder
en un bombardeo de las fuerzas militares estatales a su compañera y a su hija,
menor de edad que estaba visitando a su madre.
En política hay que
acompañar las declaraciones verbales con hechos concretos. Si no todo se
convertiría en pura palabrería vacua. Por ello esperamos esperanzados que la
administración Obama tome el camino correcto y proceda a ordenar la liberación
de Simón Trinidad para el bien del proceso de Paz y para bien del pueblo
colombiano.
Que la terquedad y miopía política de los del país del norte no sea
la talanquera para alcanzar el deseo del pueblo colombiano, la Paz con Justicia
Social.
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