Domínico
Nadal, Cambio Total.
Ya sabemos que
los gobiernos oligárquicos comienzan las cosas al revés cuando de favorecer al
pueblo se trata. Comienzan al derecho cuando de favorecer a los ricos se trata.
En el caso del pueblo, comienzan citando reuniones y « Pactos » sin
invitar a los protagonistas de la lucha popular y así invitan a pelafustanes
que se inventan para « demostrar » que tienen pueblo.
Pero no. No se
puede hacer un Pacto con solo la parte de los gremios « empresarios
agrícolas », que son a los que en últimas beneficiará el gobierno. Al
trípode le falta una pata. Y sin esa
pata que falta no es trípode. Y como las propuestas de las FARC y las protestas
sociales en Colombia están unidas por « conexiones ocultas », es como
han pretendido hacer en la Mesa de La Habana, acuerdos sin acuerdos, acuerdos
si bases. Siempre anda coja la Mesa porque el gobierno expide decretos de
manera unilateral, sin discutirlos, que afectan el curso de las conversaciones.
Las de aquí y las de allá.
En todas éstas,
el gobierno –como todos los gobiernos oligárquicos- adelanta « diálogos de
sordo » ya que no escucha las peticiones y propuestas de la parte neural,
central, fundamental, y cree que su opinión, una opinión « de clase »,
oligárquica, es la que favorecerá a la contraparte clasista, el pueblo. Además
pretende desconocer un hecho político de gran envergadura como la del Paro
Nacional Agrario y Popular. Pues no, le han dicho los campesinos y el pueblo.
Lo que nos favorece lo sabemos la gente del pueblo. No vengan ahora a meternos « bom
bom bunes » en la boca. No nos venga con cuenticos del « gallo capón ». Incluso, sus propios diaros editorializan sobre esto (ver El Espectador De pacto, por ahora, poco).
Así como esparce
la « mermelada », que se les derrama al suelo a los « empresarios
del campo », vale decir, por ejemplo, Facho Santos, Riopaila, Cargill, Sarmiento
Angulo, etc, así debe esparcir la « crema » que come el pueblo, la
cual desde luego no puede ser la crema de desechos que todos los días botan.
Esta costumbre
inveterada de la oligarquía impide llevar a buen puerto las iniciativas
populares. Por ello, cansados de tanto incumplimiento de los gobiernos, nuestro
pueblo sabe que solo mediante la más amplia movilización será posible
conquistar nuestras reivindicaciones. Y si no quieren satisfacer las peticiones
populares tenga por seguro que llegaremos al convencimiento de la impostergable
necesidad de construir una Nueva Colombia.
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