Tomado del Blog de Enrique Santiago
8 noviembre 2012. Por Patricia Rivas, RebeliónTres meses después del archivo de la causa contra Remedios García, la Audiencia Nacional archiva la solicitud de extradición contra la defensora de derechos humanos y refugiada política Leyla Ordóñez, poniendo fin a un año y medio de persecución judicial. Quedan así frustrados los intentos del Estado colombiano de exportar a España la persecución contra opositores y activistas por la solución pòlítica al conflicto armado interno, que ha contado, hay que decirlo, con la entusiasta colaboración de fiscales y medios de comunicación del Reino.
El Juzgado Central de Instrucción nº 1 de la Audiencia Nacional ha resuelto este 29 de octubre levantar las medidas cautelares y archivar el expediente de extradición emitido por las autoridades de Colombia contra Leyla Ordóñez, ciudadana colombiana, defensora de los derechos humanos refugiada en España desde hace más de una década.
Leyla Ordóñez fue detenida el 15 de febrero de 2011 en virtud de una orden emitida por la fiscalía colombiana, en la que se le acusaba de pertenencia a banda armada. Unas horas después, en cuanto compareció ante el juez, Leyla fue puesta en libertad, pese a que la fiscalía española solicitaba su prisión incondicional. Los únicos argumentos que tenía la acusación contra ella se basaban en los ordenadores y dispositivos informáticos supuestamente incautados tras el bombardeo y la masacre del Ejército colombiano en territorio ecuatoriano contra el campamento del comandante de las FARC Raúl Reyes en marzo de 2008, ordenadores que fueron utilizados para acusarla de dar supuesto apoyo a las FARC “fundando una asociacion de derechos humanos” en España..
La única prueba: los computadores mágicos
En mayo de 2011, cuando la Corte Suprema de Colombia anuló definitivamente cualquier prueba procedente de los llamados computadores mágicos de Raúl Reyes como pruebas, Enrique Santiago, el abogado defensor de Leyla Ordóñez, solicitó que la fiscalía española explicara si, una vez anuladas como pruebas las computadoras de Raúl Reyes, había alguna otra evidencia que permitiera sustentar alguna acusación contra Remedios o contra Leyla.
El silencio fue la única respuesta. Un año y medio después de incoársele a Leyla un expediente de extradición, el juez Santiago Pedraz ha decidido archivar la causa, ya que no se ha recibido ninguna documentación que permita fundamentarlo. Cabe subrayar que Leyla Ordóñez goza de la especial protección que garantiza el estatuto de refugiada política, reconocido por el Estado español y por Naciones Unidas, por lo que extraditarla a Colombia, el Estado que la persiguió y le obligó a buscar asilo, habría contravenido la Convención de Ginebra.
Su abogado, Enrique Santiago, ha explicado cómo las acusaciones contra Leyla encajan en el formato de montajes judiciales concebidos como una forma más de guerra sucia contra defensores de derechos humanos, opositores y voces incómodas al Estado colombiano:
“Al margen ya de fundamentaciones de supuesto vínculo con organizaciones o actividades terroristas de Leyla, que no dejan de herir el sentido común y la honorabilidad de las personas, una de las gravísimas acusaciones formuladas por el Gobierno colombiano era que del contenido de esos ordenadores se desprendía que Leyla había constituido una organización defensora de los derechos humanos para desprestigiar al Gobierno colombiano en España, dando incluso el nombre, efectivamente, de una asociación registrada, legal en España, que ha realizado innumerables actividades en defensa de los derechos humanos. Y esto era argumentado como una fehaciente prueba por parte de las autoridades colombianas de su vínculo con organizaciones terroristas, como parte de esa llamada guerra jurídica que lleva adelante el Gobierno colombiano respecto a los defensores de los derechos humanos”.Falso positivo judicial
Remedios García y Leyla Ordóñez no solamente son inocentes, sino que han sido víctimas de un falso positivo, como en Colombia se conocen a los falsos resultados positivos que da la fuerza pública (Policía y Ejército) en la guerra contra la insurgencia. Su expresión más sangrienta son los más de tres mil casos documentados de personas inocentes asesinadas y vestidas después con ropas de campaña para ser presentados como insurgentes “dados de baja” en combate, generalmente pertenecientes a los estractos más humildes e indefensos. Pero además los “falsos positivos” tienen una expresión judicial, en miles de ciudadanos inocentes encarcelados bajo la acusación de “rebelión”, cuando se trata de defensores de derechos humanos, líderes campesinos, indígenas, sindicalistas, profesores, estudiantes… en Colombia cualquiera que se atreva a denunciar los crímenes estatales y paraestatales es acusado de terrorismo.
Una estrategia de guerra sucia que se suma al exterminio físico y el asesinato selectivo de miles de ciudadanos. Una guerra sucia que, pese al giro del actual Gobierno Santos, que hace ahora del diálogo con la insurgencia una bandera electoral para su reelección, continúa en la persecución cotidiana de las voces disidentes en Colombia, la estigmatización de la izquierda y la sindicación de “terrorista” de todo aquel que se salga del guión.
Por eso es que Colombia es el único país de América Latina que sigue exportando refugiados a países como España. Personas como Leyla que se ven obligadas a optar por el exilio huyendo de una persecución que incluye la tortura, la detención ilegal y la desaparición forzada como procedimientos habituales. Hasta aquí los ha perseguido el Estado colombiano y aquí ha encontrado el altavoz entusiasta de los medios oficialistas de comunicación, que no se cansan de publicar la foto y el nombre de Leyla y Remedios asociándolas a la palabra “terrorista” o “banda armada”.
La andadura de los “computadores mágicos” en la Audiencia Nacional







En resumen, se han caido todos los procedimientos de los computadores de Raúl Reyes en la Audiencia Nacional. Dos ciudadanas inocentes y que han tenido el coraje cívico de comprometerse con la defensa de los derechos humanos y de la solución dialogada a la guerra en Colombia, recuperan su libertad. Los medios de comunicación que las difamaron y las difaman todavía hoy impunemente, están en deuda con la verdad.
La estrategia de guerra sucia contra las voces incómodas en Colombia continúa. Sería deseable que las autoridades españolas no siguieran colaborando con la caza de brujas.
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