Los primeros escollos de esta empresa negociadora ya están a la vista. Que las Farc pretendan la liberación y regreso de Simón Trinidad es un claro desafío, que de no superarse puede poner en vilo el naciente proceso de paz. No veo a los americanos abriendo las puertas de sus cárceles para liberar a este guerrillero. Quienes deben estar desvelados con el eventual retorno de Trinidad son esos empresarios vallecaucanos que en las épocas del Caguán le pidieron que no secuestraran industriales sino políticos, como en efecto ocurrió después. Y nada que la Fiscalía se da por enterada de este grave suceso que he denunciado desde entonces y se ha negado a investigar a esos poderosos “momios” vallunos que tienen untadas sus manos de sangre.
Y el tema del eventual cese al fuego bilateral con el que las Farc ya anunciaron que abrirán las sesiones del próximo 8 de octubre, es una oferta para pensar. Obviamente los enemigos agazapados de la paz, y también los viscerales, pondrán el grito en el cielo y dirán que es otro engaño de la insurgencia para darse un respiro y rearmarse. Pero si el propio Santos ha dicho que hay que correr riesgos, debería empezar por admitir que el cese al fuego no necesariamente tiene que estar condicionado a la firma del acuerdo final. ¿Cuándo? Está por verse, pero lo cierto es que no hay que descartar esa opción, porque un día menos de guerra, también es un día menos de sacrificios.
Ya se ven nerviosos y ansiosos a los “pazólogos” haciendo piruetas y mandando señales para que los incluyan en algunas de las varias mesas que funcionarán en Cuba y Oslo. A estos lagartos de la paz de todos los tiempos les convendría al menos oír con detalle el discurso de alias Timochenko, en el que dejando de lado sus mentiras y exageraciones, en todo caso hay afirmaciones que no por comunes pueden ignorarse, como la de la corrupción expresada en unos medios de comunicación complacientes y benefactores de la misma y la de quienes viven de los recursos del Estado a través de la contratación pública, o la soberbia de magistrados, entre otros lunares de nuestra lacerante realidad. Esperemos que el Gobierno obre con imaginación y sobre todo con talante pluralista, vinculando a gentes de todas las tendencias ideológicas y no solamente a los copartidarios del Partido de la U o a los miembros de la cofradía de Anapoima resort.
Que arranquen, pues, esas negociaciones y que nos traigan por fin la paz. No más guerra.
Adenda. Un hombre tan importante y querido como el exalcalde Luis Eduardo Garzón no puede convertirse en niñera del vicepresidente Angelino Garzón.
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