Allende La Paz, Revista Cambio Total
La guerra es el absurdo del ser humano. Mejor dicho, es la locura del hombre (como especie). Por ello, las muertes que causa son muertes inútiles. Inútiles en el sentido de qué no hubieramos ganado si ellas no hubieran ocurrido por cuenta de los vendedores de la muerte.
La muerte de Alfonso Cano fue la muerte más inútil de todas. No es que la de los otros comandantes no haya sido así. No. Es que en este momento de recordación miramos qué no hubiéramos ganado los colombianos si Cano estuviera vivo. Un hombre con una aguda inteligencia, una formación académica a todo dar, una firmeza revolucionaria a toda prueba, su contribución hubiera sido inconmesurable, dado lo inmenso de su legado.
Lo dijimos en su momento. Asesinar a Alfonso Cano fue un inmenso error de JMSantos. Él lo verá en el transcurso de ésta fase de la lucha por la Paz. Verá cómo los farianos, preparados por Manuel Marulanda Vélez, tienen un talante y una inteligencia natural que les permite controvertir, discutir, dialogar, de tú a tú con argumentos no sacados de la manga sino de la propia realidad.
Hay hombres que se trascienden a sí mismos. Manuel Marulanda, Jacobo Arenas, Alfonso Cano, Raúl Reyes, Iván Ríos, son ejemplos de lo que los farianos son capaces de dar para alcanzar sus objetivos más sentidos. Son hombres que nunca se acobardaron, ni siquiera ante la muerte, nuestra final juzgadora.
Esa fortaleza está dada por la fidelidad a los principios del Marxismo-Leninismo. Ese M-L que ha sido abjurado por miles de los llamados ”comunistas”. Una guía para la acción que será aplicada en cada momento concreto. Una guía que llevará a feliz puerto esta nueva empresa, como ha llevado la lucha hasta el presente.
Las FARC-EP han mostrado ser una organización que se sobrepone a sí misma. Cuando el enemigo la mira derrotada aparece y demuestra con su accionar político-militar lo poderosa que está. Y su fortaleza viene dada también por su indeclinable propósito de alcanzar la paz.
No caeremos en el error de ”marcarle la ruta” a las FARC-EP. Ellas han demostrado a través de casi 50 años que son capaces de vivir sin ”dirigentes espurios” o regalados. Tampoco le haremos el juego a los infiltrados imperiales disfrazados de analistas que lanzan dardos envenenados hablando de paz.
No. Solamente queremos decir que estén en dónde estén los Comandantes de las FARC-EP estarán orgullos de quienes los han sustituído en sus puestos de mando. El discurso de las FARC-EP tiene tal mensaje que es dado por la fortaleza de sus planteamientos y sus principios. El pueblo colombiano lo entiende y lo sabe muy bien. La oligarquía también, así se las tire de ”sueco”, de tonto.
La gran venganza de los comandantes y los guerrilleros asesinados por el régimen será la construcción de una Nueva Colombia en paz con justicia social, libertad, democracia, independencia y soberanía nacional. Y como lo que se realiza en bien del pueblo desaparece lo ”malo” que pudo tener, en esa construcción desaparece la venganza y se convierte en un acto de colectiva sanación.
Hoy, rindo homenaje a los ya no nos acompañan de cuerpo presente, pero que nos ejemplifican la inutilidad de la guerra.
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