Allende La Paz, NotiColombia Press.
Dicen que cuando
los invasores españoles llegaron a América en 1492 se encontraron con unos
indígenas de piel oscura –que contrastaba con la piel pálida de los europeos-,
cuerpo atlético y de una inteligencia adornada por una inmensa bondad. Los
invasores españoles llegaron barriendo todo lo autóctono y con la espada y la
cruz impusieron su modelo de vida.
Nuestros
indígenas entonces tuvieron que alzarse en lucha con los recursos con que
contaban. Lanzas y flechas contra el caballo –la aviación de entonces-, el
arcabuz, y los miles de soldados del ejército español. Un médico colombiano nos
muestra esto en un libro virtual llamado « La Salud desde la dimensión
Autopoiética » (Ver en : http://www.slideshare.net/hernandovanegas/salud-autopoitica ).
Comenzaba así el
viacrucis de los pueblos indígenas que arrojó la escalofriante cifra de 50
millones de indígenas víctimas de la avaricia del imperio español, la misma
cifra que arrojó la 2a Guerra Mundial. Cien millones de personas asesinadas por
la avaricia, el egoismo y la repartición de los « mercados ». No
sobra remarcar que bajo la égida de la espada y la cruz fue arrasada una forma
de pensar diferente a la del europeo. Los indígenas vieron quemados sus pocos
libros, sus tradiciones y sus adelantos. Ejemplo de esos adelantos los tenemos
en el « Calendario Maya » que aún hoy la ignorancia occidental no ha
podido descifrar –ni lo hará-.
Ni qué decir que
los indígenas ya usaban en sus flechas sustancias para adormecer los animales
que cazaban. El « curare », pócima maravillosa, se convertiría apenas
en el siglo pasado en la droga que permitiría la relajación muscular
indispensable para llevar a cabo la cirugía de los más recónditos lugares de la
anatomía del cuerpo humano. Los aztecas y los incas realizaban « trepanaciones »
con zumos de plantas, cuando todavía la medicina europea no sabía realizarlas,
y los indígenas de Nicaragua se realizaban calzas en sus muelas con oro, plata
y otros metales.
El desarrollo de
los pueblos indígenas fue cercenado para implantar el « modo de vida »
europeo, de « camándulas en el día y
perversiones secuales en la noche ». Sus creencias fueron desconocidas
y se implantó la creencia en un sólo Dios, cuando los indígenas tenían miles de
Dioses. Mas la resistencia y la lucha de los indígenas permitió ir cuajando
subrepticiamente la organización del pueblo indígena que junto al pueblo
campesino, al pueblo negro esclavizado, hoy mostramos orgullosos nuestra visión
que choca profundamente con la visión egoísta del terrateniente y el
capitalismo de ahora, el imperialismo.
Contra el egoísmo
y la avaricia, se plantea la imperiosa necesidad de la vida colectiva. Contra
la depredación del planeta planteamos el cuidado de la Madre Tierra. Por ello
nos siguen matando. El caballo fue reemplazado por los carros-tanques y la
aviación, el arcabuz por los fusiles de repetición y las « bombas
inteligentes », y el imperio español fue reemplazado por el imperio
estadounidense.
Siguen matando indígenas. Y no solamente indígenas. Siguen matando seres humanos. Siguen
matando pueblo. Siguen masacrando negros, mestizos, zambos, pueblo todo que
lucha por sus más sentidas reivindicaciones y por alcanzar la liberación y la
soberanía nacional. De la segunda mitad del siglo pasado hasta el
presente han seguido asesinando y han alcanzado la cifra de más de 500 mil
víctimas.
Los indígenas
siguen luchado, inscrita su lucha en la lucha de todo el pueblo. Ellos no son
parte aislada de la lucha del pueblo. No son la parte mayoritaria de la
población, pero si son una parte altamente organizada.
Nostros, el resto
del pueblo, los mestizos, zambos, blancos, obreros, campesinos, estudiantes,
trabajadores todos, luchamos por nuestras reivindicaciones, las
reivindicaciones del pueblo, y allí, inscrita en esa lucha, está la lucha por
las reivindicaciones propias de los indígenas. La solidaridad de « La
Minga » en Bogotá fue una muestra de ello.
No nos dejaremos
manipular. No nos dejaremos dividir. Somos pueblo. Sencillamente. Y como pueblo,
todos luchamos por nuestra verdadera independencia. Sabemos que sólo en la
Nueva Colombia se podrán ver realizadas las reivindicaciones de cada sector del
pueblo y la realización de cada reivindicación conformará el sumum de la nueva vida en un nuevo
país. Como soñaron la cacica « La Gaitana ». Como lo soñó el « negro »
Domingo Biojó. Como lo soñó Policarpa Salavarrieta, Galán el comunero, Camilo
Torres... Simón Bolívar y su gesta independentista. Como la soñó Camilo Torres,
el cura guerrillero. Como la sonaron Manuel Marulanda, Jacobo Arena, Alfonso
Cano, y miles de miles colombianos que han regado con su sangre generosa el
suelo patrio.
Sigamos porque en
esta lucha llevamos más de 500 años construyendo el país que queremos para el
pueblo. Somos patriotas porque no nos arrodillamos ante el oro gringo ni sus
salvajadas nos llenan de miedo. Somos colombianos, todos, que vamos
construyendo paso a paso, cultivando la palabra, cuenteándonos, sobre el
maravilloso país que construiremos entre todos.
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