El Cuento de la Semana.
Domínico Nadal; NoticColombia Press.
Si algo está demostrando la discusión bizantina del “Marco
para la Paz” es que la oligarquía colombiana sigue pensando en los años
cuarenta. O sea, en los años de Upa.
El cuentico es el mismo cuento del pasado. Qué ofrece el
estado? Mezquindades. Eso es lo que evidencian los sectores oligárquicos y la
prensa afecta a ellos –o propiedad de ellos, más bien-. En resumen plantean que
las FARC se “contentarían” con un puesto en el Congreso, y ese puesto sería
para Rodrigo Granda. Hombre!
Las FARC han propuesto los diálogos de Paz –según nuestro
modesto entender- para acabar con las causas que posibilitaron el nacimiento de
la guerrilla y que por decisión de la oligarquía prendieron la guerra en
Colombia. Entre esas causas está –lógicamente- la forma de hacer política. Y
los oligarcas de la Casa de Nari creen que las FARC son iguales a sus
lugartenientes, los “Roy Barreras” y Cía que se contentan con un “masmelo”, con
un “bombón”.
No. La razón de coincidir con las FARC estriba en el hecho
de que ellas –como nosotros- consideramos que los diálogos deben servir para crear un Nuevo País. Un nuevo país
en el cual, entre tantos vicios y depravaciones, la forma de hacer política sea
una forma ética, honesta, que destierre la forma de “tu apoyo por 20 puestos en
Planeación”, por ejemplo, o por “20 contratos”, o sea, la forma corrupta de
hacer política.
Tamaña mezquindad como la mostrada por la oligarquía
demuestra que ni siquiera entienden que en
el proceso de diálogos estaremos creando una Nueva Colombia, sin
inequidades, sin utilización del asesinato, el exterminio, la matazón del
contrario, como forma de supervivencia política, como la que estamos
presenciando contra los miembros de la Gran Marcha Patriótica, igual a como
sucedió contra la U.P.
No consideramos nosotros desde nuestra civilidad que la Paz
propuesta sea un “apague y vámonos”. La
propuesta de Paz arranca entonces para ir desbrozando el camino de la violencia
agenciada desde el Estado y que ya, por ejemplo, se ha traducido en 500
personas desaparecidas durante los dos años de JM Santos en la Casa de Nari, y
que además ha desplazado más de 300 mil colombianos y asesinado más de 40 líderes
sindicales y populares.
48 años de lucha de las FARC no creemos nosotros serán
tiradas a la basura por un puestico en el Congreso. No creemos que por querer
ver a Rodrigo Granda en el Congreso las FARC acepten olvidar su lucha gloriosa
y sus muertos. No es lo que leemos y barruntamos en sus comunicados.
Los civiles por la Paz queremos que en Colombia haya una paz verdadera, y no una pax romana.
No queremos más muertes, más “falsos positivos” o ejecuciones extrajudiciales,
más desapariciones, más masacres, más desplazamientos forzados. Por ello
seguimos empecinados en alcanzar una paz como han propuesto las FARC y con la
cual nos consideramos totalmente de acuerdo con ella porque está completamente
de acuerdo con nuestros planteamientos ideológicos.
Tenemos que construir un nuevo país para que como dice un
investigador colombiano: “Humanizarnos
en vez de barbarizarnos, Universalizarnos en vez de humanizarnos”. Ahí
vamos andando porque se hace “camino al andar”.
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