Para Johan Galtung (Oslo, 1930) la creatividad es una condición indispensable en el camino para resolver los conflictos internacionales. Quizá por ello le llaman "el Picasso de las Ciencias Sociales". Y debe de ser verdad, porque cuando habla de condiciones para la paz sabe exactamente a qué se refiere: en su larga vida ha participado en más de 50 mediaciones de distintos conflictos en Afganistán, Corea, Yugoslavia o Nepal. Entre Perú y Ecuador, por ejemplo, enquistados en varios conflictos de frontera, su sugerencia fue construir un parque natural común en la zona. El acuerdo se firmó en 1999 y, desde entonces, nada a vuelto a ocurrir. Ahora ha disminuido su actividad mediadora, pero desde un pueblecito de Alicante, este profesor, autor de más de un centenar de libros sobre paz, mediación y conflictos, fundador del Centro de Estudios para la Paz en Oslo y premio Nobel de la Paz Alternativo en 1987, observa con detenimiento los feroces acontecimientos internacionales a partir del 11-S.
"Poco a poco EE UU dejará de vivir en el mundo virtual auspiciado por Bush"
"En los conflictos duros, la solución no está en el pasado, sino en el futuro"
A juicio de Galtung, este cambio geopolítico -y ojo con sus vaticinios: predijo la caída del muro y el desaparición del sistema soviético- significará "un descanso" para los habitantes estadounidenses: un barómetro sobre la salud en el mundo indica que Estados Unidos es uno de los países con mayor índice de ansiedad junto con Colombia. Supondrá, además un menor coste psicológico, militar, político y moral. "Poco a poco se vivirá un proceso de desmoralización interna y dejarán de vivir en el mundo virtual, de ensueño, auspiciado por su presidente George Bush, que creía de verdad que los iraquíes les recibirían con los brazos abiertos", explica. "Yo conozco Irak, y el problema de creer, por ejemplo, que hay una minoría a favor de Sadam Hussein y una mayoría a favor de su país, y no es así: la mayoría de la población están en contra de uno y de otro".
Pregunta. ¿Este proceso de desmoronamiento ya existía anteriormente y Al Qaeda da la puntilla?
Respuesta. Estados Unidos está viviendo un proceso de contradicción interna demasiado complejo que ya le conducía a esta situación, y el terrorismo le empuja a ello. La gente decente estadounidense se ha retirado de la política actual y ya no quiere verse implicada en las decisiones de la Administración de Bush. Sólo se pueden resolver estas contradicciones cambiando el sistema del imperio, una especie de proceso de descolonialización sin colonias, como las bases militares.
P. Usted dice que EE UU se está enfrentando a su segundo enemigo serio, tras los vietnamitas, a los que define como no poderosos, pero listos.
R. De las intervenciones americanas desde la década de 1970, como Afganistán o Latinoamérica, las verdaderamente importantes son Vietnam e Irak. Esto emana de la idea de que el país más fuerte del cristianismo tiene la bendición de Dios, que es una idea que proviene de los Reyes Católicos a través del papa Alejandro VI. Ahora se encuentran con una fuerza feroz.
P. ¿Qué es lo primero más importante en la mediación de un conflicto?
R. Cuando uno se enfrenta a un conflicto duro, la solución a esta situación no está en el pasado, sino en el futuro, en soluciones nuevas: es preciso dar un salto intelectual. Parece que siempre hay miedo de dar legitimidad a las peticiones del otro, un pánico a darle una parte de razón. Esto sucede en Estados Unidos y, a otro nivel, en el País Vasco. Ahora hay una buena ocasión porque los interlocutores han cambiado: están Ibarretxe y Zapatero, y hay que aprovechar las oportunidades, que a veces no se pueden repetir. En Sudáfrica fue como un regalo, hubo la coincidiencia de personalidades abiertas como Nelson Mandela, el obispo Desmond Tutu y el presidente Frederic De Klerk.
P. ¿Y el caso del conflicto árabe-israelí?
R. Deberían tomar como modelo la Comunidad Europea y formar una comunidad de Medio Oriente con las zonas de Palestina, Israel, Egipto y Jordania. Nosotros preguntamos a un grupo de periodistas de cada zona cómo querían vivir el futuro, y en verdad lo veían todos muy parecido. Es dar una oportunidad para soñar. Ya veremos, soy optimista, pero también realista. Y los procesos son largos y hay que concederles mucho tiempo.
[El diálogo Los conflictos en la vida cotidiana, que se inició el pasado domingo, ha reunido a más de un centenar de ponentes y a unos 1.400 participantes, fue clausurado ayer con la adopción del Compromiso de Barcelona por la Convivencia, una declaración de principios que apuesta por potenciar la mediación en la resolución de conflictos vecinales, familiares, laborales y escolares].
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